HISTORIA DE LA HERMANDAD DEL PILAR POR JUAN MARTINEZ ALCALDE

Primitiva, Real y Muy Ilustre y Fervorosa Hermandad de María Santísima del Pilar y Santiago Apóstol.

(Nombre popular: El Pilar).

Parroquia de San Pedro


ANALES HISTÓRICOS


1248.- La tradición remonta su origen al tiempo de la misma reconquista hispalense, basándose en que con el rey Fernando III vinieron caballeros aragoneses, los cuales -una vez tomada nuestra ciudad a los moros- se quedaron aquí, agrupándose bajo una Hermandad que tuvo por devoción la de su tierra de origen.

1696.- Se amplía el ingreso en la Hermandad a cualquier persona, independientemente de cuál sea el lugar de su nacimiento.

1703.- Empieza un “Libro de Inventario de bienes”, forrado en pergamino, que llega hasta 1831, abarcando gran número de curiosidades y menudencias. Entre ellas podemos deducir las siguientes: Parece que la primitiva imagen era una escultura completa, pues allí se habla de otra efigie “de bulto”, estofada, que coexiste algún tiempo con la actual al labrarse ésta. El hecho de que también la vistieran y tuviera sus trajes no indica forzosamente nada en contrario. Hubo dos efigies de Santiago: la pequeñita que hoy está al pie de la Virgen y otra que se ponía en el mismo sitio en el altar de la Novena.

1718.- Según el citado Inventario, hubo también dos lienzos, “de a dos varas poco más o menos”, representando a “Nuestra Señora de Guía con el Niño Jesús” y a “Santa Ana con su Hija”, los cuales tenían superpuestas sus diademas de plata, totalizando entre ellos cuatro coronas. Hacia este año 1718 ambos lienzos aparecían guarnecidos con unos velos o cortinas de tafetán carmesí y puntas de encaje blanco, asimismo sus goteras del mismo tafetán y encaje, cuyos velos dio el bachiller don Lázaro García, beneficiado de esta iglesia del Señor San Pedro.

1748.- Se menciona la actual imagen en los inventarios, donde se la califica como “nueva”. Por tanto, no debe ser posterior a dicha fecha.

1750.- Hacia esta época se añadirían los dos ángeles mancebos junto a la columna. Por documentos fehacientes, investigados por el doctor en Historia del Arte don Juan Prieto Gordillo, se sabe que la parroquia cedería a la Hermandad el espacio que hasta 1749 había venido ocupando la vetusta tribuna y órgano, hasta entonces situados en la nave del evangelio junto al presbiterio, a cambio de costear dicha congregación una nueva tribuna en lugar distinto al que había venido ocupando. A comienzos de enero de este año 1750 el mayordomo parroquial, Francisco de Andrade, otorgaba carta pública a favor de la Hermandad sevillana de “Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza”, establecida por aquellos años en la Sala Capitular de la mencionada parroquia (allí celebraba sus cabildos y reuniones), con la intención de adjudicarles por vez primera unas nuevas dependencias en propiedad dentro del edificio, y que son precisamente el recinto o germen de su actual capilla.

Resulta curioso que el nuevo órgano fue costeado por el miembro de la Hermandad don Pedro Saavedra, así como el resto de la nueva tribuna, proyectada en esta ocasión sobre la puerta de entrada frente al altar mayor. Indirectamente, todo esto nos informa de la pujanza económica de la Hermandad, que adquiría así un buen espacio propio a cambio de subvenir a las necesidades e insuficiencia de fondos de la parroquia.

1763.- Según nota marginal añadida al inventario, la peana con los tres “apóstoles” y un nuevo “estofado” a la Virgen se hizo a expensas de don Pedro Navarro.

1789.- En este año fueron aprobadas por el Real Consejo de Castilla sus Reglas, bastante posteriores a la tradición ya citada de la Reconquista. Sin embargo, sí parece cierto que antes estuviera compuesta exclusivamente por aragoneses, pues en el capítulo II de dichos estatutos dícese textualmente: “Aunque esta Hermandad en sus principios, y desde el tiempo de la conquista de esta Ciudad se componía sólo de naturales del Reino de Aragón, y de sus descendientes; de tal manera que era de sólo los Aragoneses, y ningún otro podía ser admitido; con todo, viendo la decadencia a que había venido el culto y veneración de esta sagrada imagen de Nuestra Señora Santa María del Pilar de Zaragoza, desde el año pasado de mil seiscientos noventa y seis se han estado recibiendo por Hermanos de ella todos los naturales de estos Reinos; y así ordenamos y tenemos por bien que sean hermanos de esta Hermandad, y se admitan en ella todos los naturales de estos reinos de España”.

En las Reglas mencionadas se prescriben emocionantes actos de caridad para con los hermanos necesitados o difuntos, y que todas las tardes saliera el Santo Rosario con su estandarte y faroles, como era habitual en muchas corporaciones gloriosas.

1831.- Como ya indicamos anteriormente, hasta este año llega el curiosísimo libro Inventario abierto en 1703. Por desgracia, muchas de las piezas reseñadas se han perdido, como “una vara de fresno” (¿exvoto de alguna autoridad?), “una reliquia de una espina engarzada en plata del Santísimo Cristo de Maracaibo en una caja de carey”, o una “lámpara de treinta onzas de plata”, esta última vendida en la Casa de la Moneda.

Por el lógico uso y desgaste del tiempo, tampoco se conservan los antiguos vestidos de la Virgen, descritos con breves pero expresivos términos: “raso color de fuego”, “blanco de rama”… o el de “tela gamuzada de oro”, que se le pone en las fiestas principales a María Santísima y dio de limosna doña Teresa de Lara.

1883.- El cabildo de 20 de mayo supone una cierta reorganización, pues durante varios años ha ejercido como mayordomo un tal don José Orellana, aún sin existir junta de gobierno, solo con el exclusivo deseo de que a la titular no le faltara su novena anual. Se hace saber que habían tenido que venderse dos Simpecados, precisamente para pagar los gastos ocasionados por el culto. Además el sr. Orellana tenía en su poder un cuadro intervenido, a causa de una factura pagada por él a la Cerería del Salvador, por un importe de 400 reales (nos preguntamos si será el hermoso óvalo que preside el Simpecado actual, salvado a tiempo de tan desdichadas enajenaciones).

1884.- Comienza la restauración y puesta al día del patrimonio. En 23 de agosto un tal Manuel Jiménez Lovita (o Jovita, el segundo apellido no está muy claro) recibía cien reales de vellón por la restauración de “cinco efigies y el monte”, o sea, el grupo titular. Y en 25 de agosto Joaquín Márquez recibía la cantidad de 30 reales vellón por tres diademas de plata rul (sic) para los “Apóstoles” de esta Hermandad; es decir, las figuritas de la peana de la Virgen

1885.- En una tarjeta u oficio, firmado el 23 de marzo por el Marqués de Villasegura, Jefe de la Real Casa, se comunica al Teniente Hermano Mayor y Secretario de la Hermandad sevillana del Pilar, que Su Majestad la Reina doña Isabel II se ha dignado señalar el día 28 del corriente, a las tres y media de la tarde, para recibirlos en audiencia particular. Quizá de tal audiencia derive el título de Real con que cuenta esta corporación.

Se hace realidad el anhelo, largamente acariciado, de sacar procesionalmente a la Virgen (domingo 12 de octubre).

El mismo año 1885, por rescripto del 19 de diciembre, el Santo Padre León XIII se dignó agregar la capilla propia de esta Hermandad a la Santa Angelical de Nuestra Señora del Pilar en su Templo Metropolitano de Zaragoza, para el goce de todas sus gracias e indulgencias.

1886.- Dorado de los respiraderos del paso (600 reales de vellón). Estreno de un manto bordado por las hermanas Juliana y Carmen Sobrino, las cuales ponen como condición que debería ser guardado por ellas, cosa que –obviamente- no agradó a la Junta.

1887.- La procesión fue el 16 de octubre, vestida la imagen con un traje donada por las mencionadas hermanas, en idénticas condiciones de uso.

1891.- Hasta ahora se constata durante los años precedentes la celebración regular de la salida procesional, pero este año se suprime por razones económicas. Según los datos recogidos por el sr. Carrasco en su libro sobre la Hermandad, “la ocasión se aprovecha para que la partida existente para este menester, unos 4.000 reales, fueran destinados a la compra del Simpecado”.

1892.- Reanudación de la salida procesional.

1895.- De cierto que había ya Simpecado, pues precisamente un devoto pide que conste en acta que mientras él fuera hermano del Pilar, lo portaría en señal de promesa..

1901.- Hay actos en desagravio “por los lamentables sucesos acaecidos en la ciudad de Zaragoza con motivo de los desórdenes provocados por los anarquistas locales”.

1902.- Cuando la economía se resiente, queda suprimida la salida procesional, pero sin dejar de celebrar los cultos. Así ocurre, por ejemplo, en este año, en 1904 y en alguna otra ocasión más.

1903.- El 12 de octubre la Hermandad hizo el Voto de la Asunción, siendo la primera que, después de la Pastora de Santa Marina, lo celebró de forma particular e independiente en su propia iglesia

1906.- Entra como hermano mayor don Antonio López Sánchez, hombre clave en el transcurso de los 24 años que ocupó este cargo de manera ininterrumpida, siendo designado para su ocupación a perpetuidad en 1911. (Ello, ya nos dará una idea de su dedicación).

1907.- Hemos leído unos programas de este año y del siguiente, con la Velada que por su fiesta celebraba la collación de San Pedro. No tienen desperdicio. La esbelta torre parroquial aparecía “lujosamente engalanada”. En la plaza de Argüelles se colocaban casetas, arcos de gas acetileno y “brillantes iluminaciones a la veneciana”. La banda del Ayuntamiento y la infantil de la Macarena daban conciertos. Había exhibiciones cinematográficas, bailes populares, carreras de cintas, elevación de globos y fantoches… terminando con “grandes vistas” de fuegos artificiales.

1908.- La Hermandad conmemoró el sitio de Zaragoza con un acto, del cual quedó como recuerdo una convocatoria colocada en marco modernista a la entrada de su capilla.

Curioso es que se pidiera a las señoritas de la feligresía, mediante escritos, la donación de cintas para las carreras programadas.

1909.- Muy pintoresco el capítulo de precios. Las guirnaldas y macetas de exorno para estas fiestas eran suministradas por los “Jardines de Capuchinos, de los Hijos de Antonio Díaz (Arenas), Horticultores”. Veinticinco metros de guirnaldas salían entonces por 12,50 pts. y el alquiler de las macetas por 3 pts. El capataz Antonio Perera cobraba por llevar el paso 50 pts.; el “vino para los mozos” (sic) suponía 10 pts. y la conducción de este paso a la sala Sacramental 2 pts, de forma que todo el capítulo de costaleros venía a costar unas 62 pts. Indirectamente se nos dice también que este paso era pequeño, lo cual concuerda con los testimonios fotográficos conservados, pues podía instalarse o custodiarse durante su montaje dentro del recinto de la corporación eucarística. La capilla de música de Manuel Pardo, para los cultos, llevaba 150 pts.

1910.- Se suprime la velada por la complejidad del montaje de la misma, pero la Hermandad se vuelca en los cultos y procesión.

1911.- Desde ahora hasta 1933 llevó la administración con gran regularidad su mayordomo “el Bachiller D. José María Díaz de las Cuevas y García Otero”. Los cultos fueron muy solemnes durante este período, instalándose enormes altares portátiles bajo arco de arañas. Entre los capitulares y beneficiados hispalenses que los predicaron se cuentan don Juan Fco. Muñoz y Pabón, don José Roca y Ponsa, don José Moreno Maldonado, don Antonio Mañes y Jerez, don Jerónimo Gil Álvarez, etc.

Otra de las reformas llevadas a cabo durante este período, “que llamó poderosamente la atención” (y nada nos extraña, considerando lo estrambótica que resultaría) fue el estreno para el aparato del Novenario de un pabellón de terciopelo grana con fondo blanco y Corona Real, iluminada así como toda la caída del pabellón “con multitud de pequeñas bombillas eléctricas granas y amarillas figurando la bandera nacional”.

1914.- Debido al deterioro de las figuritas de los Apóstoles, se envían a restaurar juntamente con una de las manos de la Virgen al artesano Carlos G. de Eiris, costando la reparación 150 pesetas.

1917.- El cura propio de San Pedro y San Juan Bautista don José de Vides y Sacristán (otro de los sacerdotes que intervenían en los cultos de la Virgen) emprendió una completa restauración del templo parroquial y el entonces hermano mayor perpetuo don Antonio López Sánchez ofreció costear de su peculio particular el arreglo de la capilla de la Virgen, alicatándola por completo con un zócalo de azulejos.

La obras de la parroquia durarían varios años, por cuyo motivo los cultos se celebrarían en San Juan de la Palma.

1920.- Factura emitida el 16 de enero, por don Manuel Ramos Rejano, correspondiente a la ejecución del mencionado zócalo de azulejos.

1922.- El 23 de junio se coloca la placa que todavía existe en la capilla, expresando el agradecimiento de la Hermandad al sr. López Sánchez. (Se entabló polémica con el Arzobispado, que censuró el texto, anulando la palabra “completamente”, aunque se adivina entre el dorado).

1923.- Todavía siguen celebrándose los cultos en la filial de San Juan de la Palma y desde allí sale la procesión. Se expresa el deseo, cada vez más fuerte, de tener un nuevo paso, pues el antiguo se encuentra bastante deteriorado. A juzgar por los testimonios fotográficos, se trataba de una estructura bastante simple y pequeña, ajustada a las dimensiones de la imagen, pues cabía en la sala y por la puerta de la Hermandad Sacramental. Llevaba sencillos candelabros de guardabrisas sujetos por querubines escultóricos (¿tallas doradas?, ¿de calamina o de metal…?), y lo que parece era un monte de corcho, salpicado por tenues florecillas contrahechas, lo cual daba enorme vistosidad a la imagen, permitiendo que destacara nítidamente todo el conjunto de

figuritas que componen su agraciada hechura iconográfica, equivaliendo a un verdadero “misterio de Gloria”. La tarimilla (término que en este caso parece más propio que respiraderos, no sabemos si porque la foto los oculta o sencillamente porque no existían) también era de factura muy simple, formada por tableros rectilíneos con escudo central y remate de marquetería donde se alternaban dibujos trilobulados y en punta).

1924.- En acta de 8 de junio se dan los primeros pasos para conseguir las nuevas andas, delegando en la persona del hermano mayor, que a su vez dirigirá una comisión de trabajo. Terminadas por fin las obras de la iglesia de San Pedro, los cultos y la salida de la Virgen retornan a su lugar de origen. Comienza otro período de cierto esplendor.

1925.- Asistió a los cultos el Serenísimo Sr. don Carlos de Borbón, Infante de España y Capitán General de Andalucía. A las ocho y media de la mañana del 12 de octubre formó en la plaza de San Pedro la Guardia Civil en traje de gala. Un cuarto de hora después llegó Su Alteza. Revistadas las tropas, entraron éstas en columna de honor en el templo al son de la Marcha Real. Terminada la misa, despedido el Infante y retiradas las fuerzas, dio comienzo la función solemne a la que asistió toda al oficialidad con su benemérito coronel a la cabeza. Es curioso este detalle de celebrar dos misas a toda orquesta, prácticamente casi seguidas, y cuya duración debía cubrir toda la mañana. Como simpático rasgo de hospitalidad y de cortesía, la Junta obsequiaba a los oficiales con un refresco.

1925.- Se encarga por fin el nuevo paso al tallista José Sanjuán Navarro, que vivía en calle Candilejo nº 7. Seguía un estilo neogótico que ya empezaba a ser cada vez más escaso, por haberse ido retirando las demás andas del mismo tenor que por entonces existían. En substancia era muy parecido al actual, que constituye casi una reproducción del mismo. Las esquinas del canasto terminaban en acusado chaflán y dejaban allí sitio de sobra para colocar una jarra de metal blanco con grandes ramos de flores (generalmente crisantemos, cuando nosotros lo conocimos en la década de los sesenta). Los tableros rectilíneos de este canasto y de los respiraderos iban perforados con sencillas celosías o calados de tipo ojival.

Todo lo dicho mostraba una evidente tosquedad y arcaísmo, pero estaba aromado por ese ingenuo candor sin pretensiones que tenían los antiguos pasos sevillanos antes de empezar a engalanarse con la multitud de filigranas y adornos barroquistas (a veces, algo petulantes) que ahora lucen. De ahí que el paso tuviera cierto valor testimonial como pieza “camp” o como reliquia retrospectiva.

1926.- El paso antiguo es vendido por 800 pesetas a una Hermandad de Constantina cuyo nombre se desconoce y esa cantidad se entrega en concepto de cuenta al sr. Sanjuán.

1927.- Por primera vez el Regimiento de Infantería de Granada número 34 cierra el desfile procesional, lo cual se prolongará durante algunos años.

1928-29.- Hacia esta época los diarios comentaban la procesión “con la peregrina y milagrosa imagen” por las calles del centro de la ciudad, procesión que estaba considerada “de las más típicas” y donde el pueblo sevillano “desborda sus entusiasmo al presenciarla”. A ella asistía también el Benemérito Cuerpo con la escuadra de batidores a caballo abriendo marcha; a continuación la banda de trompetas; sigue el Simpecado con acompañamiento de cirios, presidencia y paso, al cual da escolta la compañía de la Banda Civil, con la banda de cornetas y tambores de Infantería y la banda del regimiento de Soria.

Era, pues, un cortejo brillantísimo. Así se hizo con inusitado esplendor hasta el advenimiento de la República, en que la celebración quedó suspendida.

1930.- La procesión de este año, que parece fue la última antes de la guerra, fue también una de las más recordadas. La Hermandad iluminó con luz eléctrica la torre parroquial de San Pedro por su cuenta, instalando dos reflectores en el tejado y otros en los balcones, para realzar la belleza de su fachada. Llamaron la atención las luces de bengala y los cohetes y morteros que en ella se quemaron, y también el exorno del paso de la Virgen, que representó un “bouquet” de flores ejecutado por el florero Jacinto Díaz. Como de costumbre dos bandas de música iban en la comitiva.

1931.- Al caer enfermo e impedido el que era hermano mayor perpetuo don Antonio López Sánchez, fue elegido por aclamación para ese cargo don José de Caso y Baras, que se ve obligado a suspender la procesión debido a los sucesos ocurridos en esos días.

Durante el mandato del sr. Caso, en dos ocasiones se repartieron el día de la Virgen del Pilar 2.000 kilos de pan a los pobres, costeados de su peculio particular.

1932.- De este año arranca un nuevo libro de Actas. Al cambiar el régimen político, por razones obvias, se suprime en las convocatorias el título de Real con que cuenta esta Hermandad. Con motivo de la quema de conventos hizo un acto de desagravio en su capilla y contribuyó con su correspondiente donativo a la Federación de Hermandades para ayudar a los gastos de instalación del Monumento de la Santa Iglesia Catedral. Los cultos se limitaron a la novena.

1933.- El 28 de noviembre falleció don Antonio López Sánchez, una de las personas más influyentes en la historia de esta corporación. Por el contrario, en 28 de mayo aparece como vice-teniente de hermano mayor Juan Foronda Manzanares, apellido que encabezará una nueva dinastía. Es muy curioso que en cabildo del día 2 de mayo aparezca registrada en acta la presencia de un delegado del Gobierno Civil.

1934.- El 28 de enero se celebraron solemnes honras fúnebres por el que había sido hermano mayor honorario perpetuo don Antonio López Sánchez, instalándose en el crucero de la iglesia severo catafalco de varios cuerpos.

1935.- Tras muchas discusiones y después de haberse nombrado incluso una comisión para que visitara a cada hermano en su domicilio pidiéndole su parecer, se acordó la no salida procesional, pues de 99 hermanos que componían la Hermandad, sólo la aprobaron 25 (otra versión dice que 31). Era un signo de los tiempos accidentados e inseguros que corrían.

1936.- El domingo 30 de septiembre (¿ó 20 de septiembre?), a las diez de la mañana, se celebró una función de desagravio en la iglesia de San Pedro, por el bombardeo de la Basílica del Pilar en Zaragoza; la asistencia de fieles fue tan numerosa, que se hizo imposible el acceso al interior del templo. Ese mismo año la procesión llegó hasta la Plaza Nueva y pasó por delante del Ayuntamiento, “con motivo de la fiesta de la Raza”.

1937.- Vuelve a celebrarse otra función con carácter especial “por la liberación de Aragón”.

1938.- Excepcionalmente se acudió a la procesión de impedidos del Salvador (no le correspondía, por no ser su feligresía), con estandartes, insignias y la Bandera Nacional. Ésta sería donada en el presente año por doña Concepción López Sánchez, hermana del benefactor don Antonio, y consistía en una insignia de raso grana y amarillo, con el escudo Real bordado en su centro, que pensamos es la misma que luego sería colocada durante bastante tiempo en el frontis del paso, terciada entre los respiraderos y faldones.

Por esta época estaban construidos unos faroles que luego pasaron indebidamente a la Sacramental de San Pedro, a pesar de que los acuerdos capitulares dejan bien claro que sólo podía usarlos a título de préstamo y “sin que ello sentara precedente”.

En este año o al siguiente la señorita Antonia Santa Cruz y Fernández donó a la Stma. Virgen un par de pendientes antiguos de oro y brillantes, en memoria de su difunta madre.

1939.- Llega el que quizá será el momento más alto en la vida de esta Hermandad, con la conmemoración del XIX centenario de la venida de la Virgen a Zaragoza. Para dicha efemérides se imprimió una gigantesca convocatoria, a tamaño doble del normal, orlada por ancha franja rojigualda, donde se anunciaba que a las siete y media de la noche del 29 de diciembre, la Santísima Virgen del Pilar sería trasladada desde San Pedro hasta el Templo Metropolitano. Aquí sería colocada en el Altar Mayor, para recibir durante los días 30, 31 de diciembre y 1 de enero solemne triduo predicado por el cardenal Segura.

La sección “Sevilla al día” de ABC (viernes 29 diciembre) hacía este comentario: “El agua ha venido a reemplazar una desapacibilidad climatérica (sic) como para no salir de casa, ni siquiera del enfaldado radio que el brasero calienta, ni para comprar las doce uvas.

Pero ocurre que no hay más remedio que echarse a la calle, porque lo sacan a uno de la camilla las grandiosidades con que Sevilla -la ciudad mariana- coopera en la conmemoración española del XIX centenario de la Virgen venerada del Pilar. La magnificencia del traslado a la Catedral, desde San Pedro, de la imagen de tan devota advocación y los solemnísimos cultos que aguardan, bien merecen que nos olvidemos del frío -que es, al fin y al cabo, fruta del tiempo- y acudamos a reforzar, con la afirmación rotunda que es la presencia de una muchedumbre, el esplendor de estas fiestas.”

Al triduo de la Catedral asistieron los infantes don Carlos y doña Luisa, con la princesa doña Esperanza, ocupando un estrado reservado por el Cabildo Catedral al efecto. Fueron actos magníficos, con escogido programa musical: “Salutación”, del maestro Almandoz, a voces mixtas; “Tota pulcra”, de Ravenello; “Alabado”, de Capitán… Y como decían las convocatorias: “preparando al pueblo para la función solemnísima, que será a las doce de la noche del día 1 al 2 de Enero, hora en que la Santísima Virgen, viviendo en carne mortal, se presentó al Apóstol Santiago en las orillas del Ebro, el año 40 de la Era Cristiana.”

A las doce en punto comenzaría el canto de Laudes, siguiéndole “emocionante y grandiosa misa pontifical”, a la cual asistirían las primeras autoridades de Sevilla, alternándose en el canto dos coros con 600 voces.

1940.- Durante el pontifical de la noche del día 1 al 2 de enero, ocupó sitial el ministro de Agricultura, señor Benjumea Burín. La Capilla Catedralicia, reforzada, interpretó la “Misa de Angelis”, de Valdés, con medio centenar de voces. Al ofertorio se cantó el “Ave María”, de Victoria, y al alzar, los coros vascos cantaron el “O Salutaris”, de Perossi. Al terminar la misa, los fieles entonaron el “Himno al Pilar”, enardecedora composición de Lambert. Su Eminencia, ya despojado de los ornamentos, saludó al ministro de Agricultura y autoridades, marchando al palacio, “sumamente satisfecho por la brillantez de los cultos” (si bien lo miramos, muchas coronaciones canónicas y actos similares de hoy en día, no superan, ni posiblemente alcanzan, el esplendor de todo aquello). El infante don Carlos y su hija la princesa Esperanza volvieron a ocupar sitio junto a la verja del coro. Durante la solemnidad y a primera hora de la noche, la Giralda resplandeció iluminada.

Nota simpática del acto fue la colaboración prestada por un notable coro de hombres de un establecimiento correccional de Sevilla. De tales polifonías dijo el crítico Norberto Almandoz:

-“El que canta, ora dos veces, escribió San Agustín, doctísimo en el arte de los sonidos… Nuestra hermosa Catedral ha sido testigo de un acontecimiento musical rara vez, tal vez nunca, presenciado en su recinto… Por sus espaciosas naves y gallardas bóvedas han resonado las voces de más de medio millar de ejecutantes”.

En definitiva, todo aquello resultó una celebración memorable. Que nosotros sepamos, la Virgen del Pilar, de San Pedro, ha sido una de las poquísimas efigies de Gloria que han sido entronizadas nada menos que en el Altar Mayor de la Catedral de Sevilla.

Como el cardenal Segura no paraba, y a cada dos por tres estaba organizando nuevos eventos, que nunca desmerecían del precedente, ese mismo año 1940, pero en el mes de octubre, la Virgen del Pilar volvería a la Catedral para participar en la magna procesión (veinte pasos) que cerró el Primer Congreso Mariano Diocesano, siendo escoltada durante este acto por la Guardia Civil.

1941.- En cabildo de 15 de junio se acuerda por aclamación conceder un voto de gracias al sr. Mayordomo, por haber cedido la Bandera de España para transportar el cadáver de S.A.R. el príncipe don Carlos de Borbón, para darle sepultura en la parroquia del Divino Salvador de esta ciudad.

Una comisión de los Caballeros del Pilar visitó la Hermandad con el deseo de fusionarse, mas se desestimó su petición por considerar que la Primitiva era ésta.

1942.- El cabildo de 6 de agosto acuerda que, cada día dos de mes, se celebre Hora Santa Mariana con exposición del Santísimo, petición que se traslada al cardenal. Es, por así decirlo, el culto regular más característico de esta Hermandad.

1943.- En otro cabildo se accede a la petición hecha por la Hermandad de la Virgen de la Cabeza para que se le prestara el paso de la Virgen del Pilar, lo cual se hace con carácter excepcional atendiendo la urgencia y la necesidad que esa Hermandad de la Cabeza tiene, pero ratificando acuerdos anteriores de no prestar ese paso nunca más.

1944.- Se contribuye con 50 pts, a la suscripción del monumento al Corazón de María.

1945.- Se adoptan para las cintas de las medallas los colores morado y blanco, “pues éstos son los colores de la Virgen del Pilar” (Actualmente dichas cintas van en tonos rojigualdas).

1946.- En cabildo de 17 de noviembre, a pesar de las dificultades económicas y de los gastos que ello supone, se acuerda asistir a la gran procesión del Patronato de la Virgen de los Reyes el 24 del mismo mes, saliendo la Virgen del Pilar a las siete y media de la mañana con dirección a la Santa Iglesia Catedral, rezando el rosario por los hermanos que la acompañan, y por la tarde -una vez terminada la procesión- regresar seguidamente a San Pedro. Como no hace falta recordar, a esta efemérides también acudieron las imágenes del Amparo, Todos los Santos, Amargura, Valle y Macarena.

Si hacemos las cuentas, veremos que era ya la tercera vez que esta Hermandad acudía al Templo Metropolitano desde la terminación de la guerra, y todo ello en apenas poco más de un lustro.

El manto de color rojo que lucía la Virgen durante sus cultos, y que una vez concluida la procesión era devuelto a la hermana Juliana Sobrino, al fallecer ésta, fue entregado por sus herederos el 21 de marzo, para que fuera definitivamente guardado por la Hermandad.

1947.- Como es ley de vida, va despareciendo una generación de hermanos. El 10 de septiembre muere el mayordomo honorario José María Díaz de las Cuevas, personaje muy eficiente que se volcó en su cargo.

1948.- Se aprobó este increíble y “cortito” itinerario: San Pedro, Mercedes de Velilla, Buen Suceso, Ortiz de Zúñiga, Santillana, Bolsa (no existe ya esta calle), Imagen, plaza de la Encarnación, Alcázares, Sor Ángela de la Cruz, Gerona, Doña María Coronel, plaza Argüelles (hoy Cristo de Burgos), Sales y Ferré, Boteros, Pérez Galdós, Ortiz de Zúñiga otra vez, plaza Argüelles otra vez, y San Pedro (Sólo faltaría que hubiesen metido la procesión por la calle Siete Revueltas, prodigioso dédalo urbanístico, y se habría conseguido ya un “caracol” perfecto).

Por otra parte, “se hace constar en acta la petición de la Sacramental de que le fueran prestados los faroles, cosa que se accede”.

1949.- Fallece el infante don Carlos de Borbón (padre), que tuvo muchas deferencias con la Hermandad sevillana del Pilar durante su etapa de capitán general de Andalucía.

1950.- Estreno de la vara de hermano mayor, cincelada por Fernando Marmolejo.

1951.- Se da cuenta del fallecimiento de la Excma. Sra. condesa de Gómara, camarera de la Santísima Virgen. Se acuerda “guardarle seis meses de respeto” a dicha señora y no ocupar su cargo hasta pasado ese tiempo, nombrando interinamente camarera a su hija hasta que se acuerde hacerla efectiva.

En ese mismo año se fijó el itinerario más común que la Hermandad llevaba cuando nosotros la conocimos de pequeños. Era incluso algo más largo que el anterior: San Pedro, Imagen, Encarnación, Laraña, Martín Villa, Campana, Sierpes, Sagasta, plaza del Salvador, Córdoba, Lineros, Puente y Pellón, Alonso el Sabio, Pérez Galdós, Ortiz de Zúñiga, plaza de Argüelles (lado izquierdo), San Pedro, Doña María Coronel, Gerona, Sor Ángela de la Cruz, al templo. Ante los pocos ingresos económicos con que se contaba, la cuota de los hermanos fue subida de una a dos pesetas.

1952.- Los cabildos que antes se celebraban en la sala de la Sacramental, “por diferencias con su Junta”, se celebran a partir de ahora en la sacristía.

1953.- Se suprime el convite para compensar la elevación de los gastos procesionales.

1954.- Por deseo de los miembros de la Junta, se alquila una caja de seguridad en el Banco de España para guardar las alhajas de la Virgen.

1955.- Preocupaba el estado de conservación del paso. Algunos hermanos estimaron era preferible hacer un paso nuevo a mantener el neogótico que existía. Pero como la economía de la Hermandad no era demasiado boyante, el asunto tuvo que aparcarse de momento.

1956.- Por esta época la conocida floristería Ramos Amengual (Mercado de la Encarnación) se ocupaba del exorno procesional.

1957-60 (fechas aproximativas).- Además del respeto que produce el gran simbolismo español de su excelsa advocación mariana, esta Hermandad del Pilar despierta en quien os escribe muy vivas y profundas simpatías. La asocio inevitablemente con los recuerdos de mi niñez, porque su paso era el único de Sevilla que pasaba por la esquina de mi calle.

La víspera de la salida, cuando escuchaba desde el cierro de casa el típico bando de cornetas y tambores, se producía en mí una euforia inexplicable. Y puedo asegurar que el día de la procesión suponía un auténtico acontecimiento para todos los chiquillos de mi barrio, quienes nos quedábamos embobados contemplando las maniobras de la Guardia Civil que escoltaba las andas, sus impecables giros y cambios de sentido al doblar las esquinas. Incluso más de una vez figuré en el propio cortejo portando el clásico palito con velita, que yo no hubiera cambiado en aquel momento por nada del mundo.

1958.- Por fin se buscó una solución salomónica al problema del paso, cuyo estilo neogótico peligraba visiblemente ante las nuevas modas y gustos barroquistas. Dados los pocos medios económicos de que se disponía, se acordó remozarlo, ampliarlo y enriquecerlo dentro de los mismos esquemas, aprovechando la estructura fundamental.

En cabildo general celebrado el día 9 de marzo se aprobó un proyecto que consistía en cubrir el chaflán de la parihuela, incorporando allí una portadas góticas en forma de escuadra, lo cual incrementaba la longitud de cada frente o costado en unos 24 ó 28 cms. Dentro de dichas portadas, ocho en total, se pondrían atributos marianos, en forma de jeroglíficos o signos de la Letanía. Paralelamente hubo que reforzar también los respiraderos, a los cuales se acoplaron nuevas esquinas formando igualmente escuadra. Se mejoraron otros detalles, como la capilla central del canasto y se añadió por arriba una crestería nueva a base de hojas de cardina. Finalmente, para igualar el conjunto, se doraron todas sus partes con oro fino de ley.

Según parece, la tarea fue encomendada al tallista Salvador Domínguez Gordillo, muy vinculado a la Hermandad del Pilar (ante su imagen se casó y bautizó a todos sus hijos). El sr. Gordillo cobraría por su trabajo 38.500 pts. Según el libro de Antonio Carrasco Bernal, el pago se concertó en tres plazos y lo realizó “un tal Lobo que tenía su taller en la plaza Ponce de León número 10”. Siendo esta plaza la del domicilio de Gordillo, puede que se refiera a una misma firma o persona.

1959.- Arreglo de la azotea de la capilla.

1960.- La procesión no se hace el 12 de octubre, sino el domingo infraoctava.

1961.- Detalle muy significativo de dificultades y decadencia es que hubiera que buscar personas para el cortejo procesional: Doce portadores de faroles, remunerados a 20 pts.

1964.- Restauración del altar y pintura de la capilla. Última obra importante antes de caer en un período de atonía.

1966.- Se suprime el Rosario de la Aurora. Cambia el recorrido de la procesión, reduciendo el trayecto: Dª María Coronel, Gerona, San Juan de la Palma, Amparo, Pozo Santo, Jerónimo Hernández, Sor Ángela de la Cruz (hasta aquí va casi como en la actualidad), Alcázares, Encarnación, Bolsa, Santillana, Ortiz de Zúñiga, plaza del Cristo de Burgos y entrada.

1967.- Una Virgen Dolorosa aparece sobre el paso neogótico. Nuestra Señora de la Soledad, de la Cofradía Servita, hizo un recorrido por el barrio de San Marcos instalada en estas andas, cuando la efigie se bendijo en el convento de Santa Isabel el 26 de noviembre.

1969.- Si me tocó asistir a lo que yo admiré e idealicé en mis ilusiones infantiles, luego también tuve que asistir a su dolorosa decadencia. La Hermandad había acortado itinerario (que falta le hacía, ésta es la verdad); dejó de pasar por la esquina de mi calle; inventó otros recorridos variables, y finalmente suspendió en este año 1969 la procesión entera, por falta de dinero, de hermanos, de ambiente, o de las tres cosas a la vez.

Por si fuera poco falleció el ex-hermano mayor don Juan Foronda Manzanares, cerrándose así una etapa corporativa.

Cierto que incluso durante este período de mayor languidez, jamás dejaron de celebrarse puntualmente sus cultos anuales, colocando siempre para ellos a la Virgen en el altar mayor de la parroquia de San Pedro.

1979.- Quedó constituida una nueva Junta bajo la presidencia del hermano mayor don Luis García Velasco, que inmediatamente comenzó una meritísima tarea de mejoramiento y revitalización, cuyos frutos pronto comenzarían a palparse.

1980.- El 1 de junio, como final del mayo mariano, la Virgen del Pilar volvió a recibir la luz de la calle después de once años, visitando en devoto rosario de la aurora tres conventos de la feligresía: Santa Inés, Espíritu Santo y Hermanas de la Cruz.

Este mismo año, el 12 de octubre, se restauró también con gran esplendor su procesión solemne, dando la vuelta alrededor de las calles que conforman la manzana del templo parroquial, acompañada otra vez por la Guardia Civil, entre los aplausos y el fervor del pueblo.

La revitalización corporativa lógicamente también alcanza a su patrimonio, constando que en este año el gran orfebre Manuel Seco Velasco restaura y dora la corona de la Virgen.

1981.- Se publica el primer Boletín informativo. También se celebra el primer pregón o acto de exaltación a la Virgen del Pilar, que estuvo a cargo del gran cofrade don Francisco Justo Nieto Pérez.

1983.- Se presta el paso a la Hermandad de la Virgen de la Cabeza, de San Juan de la Palma. (lo cual también había ocurrido en 1943).

1984.- Pasado del magnífico manto rojo, por las religiosas Filipenses, y del vestido en tisú de plata que hace juego con el mismo. Las mismas religiosas acometerían también, algo más tarde, el pasado del Estandarte.

1985.- La Hermandad participó en la interesante exposición “Tesoros Ocultos II de las Hermandades de Sevilla” (Monte de Piedad, Pasaje de Villasís), aportando su fina corona y manto de salida, el interesante libro de Reglas y un óleo procedente de antiguo Simpecado.

1987.- La infanta doña Elena acepta el nombramiento de camarera de honor.

1988.- La Virgen del Pilar es llevada a la parroquia del Salvador, para presidir el pregón de las Glorias de María (28 mayo). El orador fue el eximio cofrade don José Sánchez Dubé, ex presidente del Consejo de Cofradías y destacado publicista de libros culturales.

1989.- Se encargaron dos faroles y cuatro ciriales, a los talleres de Rafael Marín Díaz. Su estreno tendría lugar un par de años más tarde.

El Cabildo de Oficiales acordó el nombramiento como Hermanos Honorarios de la Escuela Gregoriana San Fernando 92 y del capataz Antonio Manuel Santiago.

1991.- Se estrenaron los antedichos faroles y ciriales, obra de los hermanos Marín, que vienen a completar el juego de insignias.

1992.- La procesión coincide con la clausura de la Expo 92, y en un momento dado (al pasar por calle Gerona) los fuegos artificiales le sirvieron como fondo brillante y nostálgico, absolutamente irrepetible.

1993.- El rosario de la aurora hizo estación en la recién abierta capilla de la Divina Pastora, entrando allí el pasito de la Virgen del Pilar.

1994.- El 1 de mayo la Hermandad recibió del Excmo. Sr. Capitán Jefe de la Región Militar Sur, don José Mª Morera del Vall el fajín de Capitán General para imponérselo a la Santísima Virgen del Pilar. (En tiempos del General Primo de Rivera, 1926, ya se quiso conseguir un fajín suyo, sin que fuera posible obtenerlo).

1998.- Con el 750 aniversario de la conquista de Sevilla se conmemoran también los orígenes de su tradición pilarista, como traída por los caballeros aragoneses que vinieron en ayuda de San Fernando. Si el hecho no resulta históricamente verificable, sí parece bastante probable o posible, y en cualquier caso ninguna duda cabe de que esta simpática Hermandad es la legítima heredera y continuadora de tan españolísima advocación, en su faceta sevillana.

Por eso la procesión de este año tuvo un matiz especial y se alargó su itinerario, pasando por Puente Pellón y la Alfalfa. Además se publicó el libro “Datos y hechos de la Primitiva, Real y Muy Ilustre Hermandad de María Santísima del Pilar y Santiago Apóstol”, editado por la propia corporación y escrito por Antonio Carrasco Bernal, donde se recoge un interesante arsenal de noticias de todo tipo, convirtiéndose así en una de las escasas monografías existentes sobre las Glorias sevillanas.

Para el 6 de octubre estaba anunciada una conferencia sobre dicha advocación mariana, interviniendo diversos escritores bajo la coordinación de don Antonio Bustos. Y para el día siguiente, estaba previsto un concierto de órgano de cargo del músico don Patricio Gómez Vallés, en el que se interpretarían diversas piezas marianas, entre ellas el Himno a la Stma. Virgen del Pilar, de Juan B. Lambert, y la obra “Ante el Pilar (Fantasía)”, del propio Patricio Gómez.

1999.- Entra una nueva junta, encabezada por el sr. Feliciano Foronda Blanquez, que conseguirá grandes mejoras en la Hermandad.

2000.- La Hermandad participó con alguno de sus efectos (Simpecado, manto de salida y libro de Reglas) en la primera exposición de enseres de Hermandades de Gloria de Sevilla (Casino de la exposición, del 5 al 17 de diciembre).

2001.- Este año es el último que la bandera Nacional figura terciada sobre el frontis del paso, cuya estructura será completamente renovada al año siguiente..

2002.- Al término de la función principal del 12 de octubre, mientras el coro cantaba el emocionante Himno Pilarista, se procedía a la solemne bendición del nuevo paso, empresa que constituye un logro del competente y entusiasta hermano mayor señor Foronda, verdadero artífice e intérprete de tan colosal tarea, inusitada para los escasos medios que se disponían.

2003.- Con motivo de la canonización de Sor Ángela la imagen de la Virgen del Pilar hizo estación dentro del convento de las Hermanas de la Cruz, durante su rosario de la aurora, oficiándose una misa conventual.

Se inician ya las tareas del dorado del paso, que curiosamente empiezan por los respiraderos, no por la canastilla.

2004.- Continúa el dorado, incluyendo ya parte de la canastilla.

2005.- Para el presente año se espera dejar casi concluidas o terminadas del todo dichas tareas.


FICHA ARTÍSTICA

IMAGINERIA

-Imagen de Nuestra Señora del Pilar. Aunque advocada igual que la de Zaragoza, las características iconográficas de la Patrona aragonesa han quedado prácticamente reducidas a la columna sobre la cual asienta, pues no se trata de una copia de aquella efigie, sino de una graciosa figura para vestir o de candelero, cuya personalidad hispalense se delata por su atavío, netamente sevillano. Una vez más, nuestra ciudad ha sabido realizar un admirable trasplante de otro título mariano, adaptándolo con todo fervor y delicadeza a su particular idiosincrasia. Lo reducido de sus dimensiones (1,10 mts. de alto) hacen a esta imagen notablemente encantadora, propicia para una devoción de tipo familiar e íntimo. El Niño Jesús que lleva en su mano constituye otra deliciosa figurita; es uno de los más pequeños y también de los más bonitos que lucen las Vírgenes de Gloria sevillanas.

Antiguamente se la creía del círculo de Cristóbal Ramos. Sin embargo, este escultor trabajó en la segunda mitad del siglo XVIII y la imagen ya aparece mencionada en un inventario de 1748, donde se la califica como “nueva”; por tanto, no debe ser posterior a dicha fecha. De acuerdo con tal circunstancia cronológica, el profesor González Isidoro la asigna al entorno de Benito de Hita y Castillo. He aquí sus palabras: “Aunque desde hace tiempo venimos pensando en la posible relación de este precioso grupo de la Virgen con el Niño en sus brazos apareciéndose a Santiago y sus discípulos con algún escultor próximo a Hita; el conocimiento de unos datos sacados de los inventarios de la Hermandad, amablemente proporcionados por el señor Martínez Alcalde, han hecho que me reafirme en esta postura …” (libro sobre el escultor, 1986).

Completando el pintoresquismo agradable de su presentación, le han sido añadidos dos ángeles mancebos (hacia 1750, 0,40 mts.), que están muy bien plantados y airosos, en actitud flotante, simulando recogerle el manto o abrazar la columna. Encima de ésta (que es de chapa plateada) hay una nube con cinco cabecitas de querubines, sirviendo como basamento a la Virgen, y al pie de la columna va una pequeña figura arrodillada de Santiago (0,50 mts.) y otras dos figuras durmientes, que representan a los Varones Apostólicos que le ayudaron a extender la fe por España. De tal forma, el conjunto completo de la efigie, es como un vistoso misterio o “cuadro escultórico”, donde se escenifica con todos los recursos barrocos la aparición de la Virgen al evangelizador de nuestra patria.

Según nota marginal añadida al inventario de 1763, la peana con los tres “apóstoles” y un nuevo “estofado” a la Virgen se hizo a expensas de don Pedro Navarro. (El libro de Antonio Carrasco dice que las figuras se incorporaron en 1828).

Para González Isidoro: “El rostro de María recuerda el de la Purísima, de Santa Catalina, mientras el de Jesús y su trono de querubes, evocan los de sus correspondientes en Nuestra Señora de los Remedios. Lo mismo ocurre con los ángeles y con los tres bienaventurados; los unos, en la línea de los destruidos del Desprecio de Herodes; los otros, en la de los Evangelistas de la referida Sacramental”.

Recalcamos la singularidad del grupo dentro del repertorio pilarista, donde figura como una de las creaciones más amenas y originales que se conocen.

Restauraciones: En 23 de agosto de 1884 un tal Manuel Jiménez Lovita (o Jovita, el segundo apellido no está muy claro) recibía 100 reales de vellón por la restauración de “cinco efigies y el monte”. En 1914, debido al deterioro de las figuritas de los Apóstoles, se envían a restaurar juntamente con una de las manos de la Virgen al artesano Carlos G. de Eiris, costando la reparación 150 pesetas. Modernamente todo el conjunto ha sido de nuevo intervenido, para eliminar repintes y suciedades acumuladas a lo largo del tiempo, tarea realizada en diversas fases: así, en 1986 se restaura la efigie mariana por Ricardo Comas Facundo, gracias al convenio del Consejo de Cofradías con la Caja de Ahorros San Fernando, que sufragó las 70.000 pts. de su importe; posteriormente, en 1993, el mismo profesor Comas repasa los dos ángeles, dejándolos algo más separados de la columna, y finalmente las figuras del basamento, cuyo costo fue de 350.000 pts. Su labor se centró principalmente en restituir las partes que faltaban, algunos dedos, trozos de ropajes y otras menudencias, limpieza de policromías para restituirlas a su color, sustituir los añadidos de rocas de una manera más compositiva y en consonancia con el resto de la talla, así como las dos nubes de apoyo de los ángeles. Estas nuevas tallas –dice el informe- “serán una prolongación lógica y aparecerán como una misma pieza de las rocas ya existentes”.

-Patriarca San José y San Nicolás de Bari. Tamaño académico (alrededor de 1,30 mts.). En sendas repisas al lado del altar. Ya mencionadas en los inventarios del siglo XVIII. San José lleva al Niño en los brazos, sobre un paño de pliegues muy quebrados, presenta la pierna izquierda flexionada, algo adelantada con respecto al resto del cuerpo; sus ropajes están policromados en rojo y azul, y tanto el manto como la túnica llevan al extremo una orla dorada. Calidad artística no desdeñable, destacando la unción del grupo e igualmente el correcto tratamiento anatómico del Divino Infante. San Nicolás es muy similar, aunque los plegados de su ropaje revelan una mayor rigidez. La capa pluvial está decorada con una orla en la cual aparecen seis figuras de santos, de las que pueden identificarse cuatro: San Juan, San Pedro, San Pablo y Santiago.

-San Cayetano. Otra escultura antigua, devocional, en el ático del retablo de la Virgen. Según el libro de Antonio Carrasco, se fecha en 1820. Ha llegado a tener algún culto propio, pues el 28 de junio de 1949 se oficiaba una misa en su honor, oficiada por don José de los Santos Barrera.

-Miniatura pilarista en alabastro. A diferencia de la titular sí va conforme respecto a la iconografía antigua del modelo aragonés. Era de las réplicas diminutas que –al igual de los azabaches compostelanos- servían para propagar la devoción o como recuerdo de las peregrinaciones a su santuario. Se aloja en una pequeña hornacina al exterior de su capilla, convenientemente forrada y ambientada con terciopelos añejos (restos de vestuario litúrgico), de indudable sabor.


AJUAR DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

-Corona procesional, dorada. Magnífica pieza, entre las más interesantes que portan las Vírgenes de Gloria sevillanas. Consta de dos partes, claramente diferenciadas: la aureola, que es bastante antigua, quizá del XVII, y el canasto, obra posterior, plenamente barroca, de finísima y esmerada ejecución. Los rayos de la aureola responden al tipo llamado flamígero, es decir, alternando formas rectas con estrellas y formas onduladas o curvilíneas. “De gran originalidad es la paloma que cuelga en el interior y que da una graciosa sensación de movilidad a la obra. No presenta marca alguna”. Esta corona fue restaurada y vuelta a dorar por Manuel Seco Velasco, en 1980 u 84. Exhibida en la exposición Tesoros Ocultos de 1985. Mide aprox. 0,10 x 0,25 m.

-Otra corona de plata, que es la que se usa en el culto diario.

-Ráfaga de rocalla tardía (fines XVIII), con adorno de rositas neoclásicas y sin marca. Según inventario de 1828, pesa 50 onzas. En 1961 la restaura Antonio Marmolejo, junto a las coronas de la Virgen y Niño, presentando una factura de 200 pts.

-Cetro procesional, que dentro de su pequeñez, también resulta una pieza clásica e interesante.

-Media luna. Según nota marginal añadida al inventario de 1718, “la luna la dio nuestro hermano don Antonio Gurrea” (¿o García?, apellido casi ilegible).

-Aureolas de los “Apóstoles”. En 25 de agosto de 1884 Joaquín Márquez recibía la cantidad de 30 reales vellón por tres diademas de plata rul (sic) para los “Apóstoles” de esta Hermandad; es decir, las figuritas de la peana de la Virgen.

-Columna chapada en plata, símbolo parlante de la advocación.

-Manto de terciopelo granate bordado en oro fino para la procesión, y una saya blanca, también bordada en oro fino. Ambas prendas fueron regalo de don José García Poleo y ya existían en 1911, según una fuente. Por otra parte consta el estreno en 1886 de un manto bordado por las hermanas Juliana y Carmen Sobrino, las cuales ponen como condición que debería ser guardado por ellas, cosa que –obviamente- no agradó a la Junta. Así seguiría hasta la tardía fecha de 1946, en que los herederos lo entregaron definitivamente a la Hermandad. Exhibido en la exposición “Tesoros ocultos de las Hermandades” (Monte de Piedad, 1985), el catálogo lo adjudica al siglo XVIII, datación que a la vista de lo anterior ya no puede mantenerse. Además participa de los caracteres románticos en su ornamentación asimétrica. “Los motivos vegetales a realce surgen desde el extremo del manto, para ir abriéndose a medida que lo hace también la forma semioval de la tela, y terminando los tallos en finas nerviaciones de hojillas. Todo el conjunto queda envuelto por una greca combinada de línea recta y curva”. El manto fue pasado por las religiosas Filipenses del convento sevillano de Santa Isabel, en 1984, muy poco antes de la citada exposición.

-Manto rosa, también para la procesión, bordado en sedas de colores por el taller de don Juan Foronda Manzanares, y donado por el mismo señor. Muy diáfano, alegre y vistoso, es algo más alargado que el anterior, cubriendo por detrás buena parte de la columna.

-Manto azul de terciopelo para camarín y traje de terciopelo grana, ambos regalados por el sr. Sampedro, y bordados en sedas de colores por los señores Vadillo y Foronda.

-Atuendo diverso para el culto. Según referencias de la sra. camarera, podríamos recordar por ejemplo un manto adamascado en dorado, otro celeste adamascado en plata y otro azulón, igualmente adamascado, en seda natural. Sayas: además de la gala o tisú, hay una de raso natural bordada estilo mantón, un traje bordado de perlas en el tul blanco, otro en color beig, etc. Encajes “muy buenos” para pecherines y tocados, y varios juegos de ropa interior en blanco con tiras bordadas. Sin olvidar el fajín de Capitán General ofrendado en 1994.


AJUAR DEL NIÑO JESUS

-Coronita. Sobre ella hemos podido encontrar la siguiente preciosa noticia: “Don Joseph Alexandri, Maestro Platero, ntro. Hermano Donó la Corona de plata sobredorada (en lugar de las tres potencias que tenía el Niño de la Virgen), que pesó dos onzas y media. Que con el sobredorado y hechura, reguló (sic) valía 120 reales de vellón, la que se estrenó en el día de la Virgen del año de 1769”. Decimos que tal noticia es preciosa porque José Alexandre perteneció a una de las más conocidas familias de orfebres de la segunda mitad del s. XVIII, e incluso llegó a ser “Padre Mayor” de la Hermandad de San Eligio, en la cual se agrupaban los maestros plateros aprobados. Según la insigne doctora Sanz Serrano, era natural de Zaragoza, ciudad donde estuvo ejerciendo antes de establecerse en Sevilla. Nada tiene de extraño, pues, que al venir aquí se apuntara en esta Hermandad de los Aragoneses y le hiciera este obsequio al Niño de su Virgen Patrona.

-Otra coronita de plata de ley, antigua, para el culto diario.

-Los inventarios antiguos dicen que al Niño se le ponía una palomita de plata (Seguramente a imitación de la avecilla que porta el de Zaragoza. En las efigies medievales se trataba de un símbolo muy enjundioso, como representación del alma humana que busca refugio al lado de Cristo). Actualmente no la lleva, pero nos preguntamos si tal palomita sería la que hora va colgando en el interior del aro de la corona de la Virgen.

-Zapatos “de plata articulados”, que -según nos indica deliciosamente la señora camarera- son “muy antiguos”. Incrementándose su calzado “con dos pares de patines, unos de hilo de oro y otros de lana blanca”.

-Vestidito de tisú bordado, para la procesión. Figura entre las donaciones hechas por el benefactor don Antonio López Sánchez.

-Otros vestiditos, generalmente a juego con los de la Virgen.


ALHAJAS

-Par de pendientes antiguos en oro y brillantes. Donados en 1938 ó 1939 por la sta. Antonia Santa Cruz y Fernández, en memoria de su difunta madre.

-Alfiler de oro.

-Cadena y cruz de oro.

-Varias más, de bisutería fina.

-Condecoración: Hay un recuerdo militar, prendido en la columna.


PASO

Ante el mal estado de conservación del anterior paso neogótico, en 2002 fue renovado por otro de similar estilo, para que no se pierda esta peculiaridad. La talla se encomendó a José María López Pavón y su carpintería a los talleres de Pedro Fernández Leal, ambos de la localidad de Paterna del Campo. El modelo seguido han sido las andas de 1925, antes de las reformas efectuadas en 1958. Para ello se han tomado a través de fotografías los diseños de respiraderos y canastilla, repitiéndolos en el nuevo, no sin antes enriquecerlos en la calidad de la madera y en talla, alargándolos frontal y lateralmente varios centímetros según los consejos del hermano y capataz Antonio Santiago, y dándole también a los respiraderos algo más de anchura, siempre sin olvidar el estilo original.

Se ha procurado igualmente mantener la heráldica de los escudos, quedando de esta manera: Los respiraderos llevan en su frontal el de Sevilla, en el trasero el del Cardenal don Francisco de Solís Folch de Cardona (que lo fue de nuestra ciudad entre los años 1755 al 1775, y gran protector de la Hermandad); en el lateral derecho, la Cruz de la Orden de San Juan de Malta (debido a la gran cantidad de caballeros y nobles aragoneses vinculados a dicha Orden, alguno de los cuales pudo asociarla a nuestra Hermandad); y en el lateral izquierdo, el de los Ponce de León. (Con respecto a la distribución anterior, sólo van cambiados de lugar el de Sevilla, que pasa al frontal, y desde este sitio el de los Ponce de León pasa al izquierdo).

En la canastilla se incorpora al frontal el escudo de la Hermandad, sustituyendo a un anagrama mariano. La trasera sigue con la alegoría de la venida de la Virgen, compuesta por una columna coronada por una María, Estrella luminosa del Pilar. En los laterales de dicha canastilla, vemos a la derecha el emblema de Castilla y León, y al lado opuesto el de Aragón.

Todo lo mencionado es de ejecución sencilla, sin pretensiones, pero fuerte y muy sólida. Que logra además mantener un sello especial, ya perdido en otras andas procesionales. Y que suaviza notablemente los efectos “aristados” de la reforma de 1958, al suprimir pináculos y gabletes añadidos entonces, y que no correspondían al plan original.

Por eso la Junta de Gobierno puede con toda legitimidad proclamar (Boletín corporativo nº 31, segundo semestre 2002): “Para nosotros repito, es una gran obra, hubiéramos querido que fuera mucho mejor, pero creemos que hay que tener los pies en el suelo para hacer lo más digno y hermoso para nuestra Titular, pero sin perder de vista nuestras posibilidades económicas”.

Ya al año siguiente, 2003, el dorador Enrique Castellano empezó a dorar con oro fino el conjunto, tarea que es propósito finalizar ahora en este año 2005.

Se mantienen los originales candelabros de seis luces, con sus brazos de forja ostentando ligeras cardinas, y basamento de madera en forma de torreón o castillete de ajedrez, que de forma puramente casual, pero muy significativa, traen a nuestra memoria los cuatro campanarios de la Basílica del Pilar. Estos candelabros se mueven con rítmico cimbreo, con templada donosura y mesurado garbo, produciendo un efecto muy hermoso durante la procesión. (Por el convenio del Consejo para restauración de enseres de Hdes.de Gloria, en 2003 se sufragó parcialmente con 2.000 euros su remozamiento por el citado Enrique Castellanos).

Se ha “redimensionado” también el exorno floral, confinándolo especialmente a las cuatro jarras plateadas de las esquinas, y a las dos mayores sitas a los lados de la Virgen, con el fin de no restar visualidad al menudo y exquisito grupo escultórico.

Los faldones son de damasco rojo, guarnecidos de galones dorados.

Como remate a tan meritoria y esforzada empresa, el nuevo llamador, del orfebre José Jiménez, donde se incluye una pequeña columna sobremontada por una estrella, emblemática de la advocación (2002).


INSIGNIAS

-Cruz procesional. Obra antigua, restaurada en 1949 con un coste de 485 pts.

-Bandera Concepcionista. Inicialmente realizada hacia 1939 por don Juan Foronda Manzanares, en crespón de seda celeste. En 1986 se renueva el tejido por José Luis Benítez, conservando a manera de círculo recortado el medallón central y bordaduras en seda de la anterior, componiendo una especie de orla floral.

-Simpecado en terciopelo rojo bordado. Es la insignia cumbre de esta corporación y su principal valor radica en el hermoso óleo que lo preside, obra de algún tardío epígono o seguidor de la escuela murillesca, ya en el siglo XVIII; su buen dibujo y excelente colorido lo convierten en una especie destacada dentro de las producciones de este tipo. Al suprimirse la salida procesional de 1891, “la ocasión se aprovecha para que la partida existente para este menester, unos 4.000 reales, fueran destinados a la compra del Simpecado”. En 1895 un devoto pide que conste en acta que mientras él fuera hermano del Pilar, lo portaría en señal de promesa Los dos óvalos pequeños con los emblemas de la Hermandad que van en los extremos, son postizos, pues los costeó el gran benefactor don Antonio López Sánchez, a cuyo desprendimiento se debe igualmente la vitrina de madera y cristal donde se guarda en la capilla. Pasado a nuevo terciopelo grana por Ricardo Comas Facundo.

-Estandarte. En un cabildo de 1940 se nombró una comisión para que confeccionara esta insignia, recayendo el encargo en la hija de Eduardo Rodríguez, establecida en calle Francos nº 39. El 26 de septiembre del mismo año se le entregan a cuenta 3.500 pesetas, recogidas entre los hermanos. El dibujo es de R. Pardal, que cobró por su trabajo 75 pts. Debió terminarse al año siguiente, pues en 1941 don José Correa dona la vara cincelada que lo porta. Lleva representación bordada de la Titular, sobre su columna sustentada por dos ángeles, sobremontada por corona real. Dos ramas ocupan la parte inferior. Pasado a nuevo terciopelo por las religiosas Filipenses, hacia mediados de los ochenta.

-Dalmáticas de los acólitos, juego iniciado en 1987, completándose después. Son de color rojo y oro. Existe además un segundo juego, en blanco y oro, donado en 2002 por el hermano mayor don Feliciano Foronda Blánquez.

-Libro de Reglas. Interesante obra antigua cuya lámina es finísima, trazada por experta mano. (Sirve como “leitmotiv” o portada al Boletín corporativo). José de la Bastida, escribano, 1789. Consta de 14 folios de pergamino curado y encerado, bajo pastas forradas en terciopelo Burdeos con cantoneras y apliques de metal. Respecto al estuche, las Actas registran en 1703 “unas tapas de terciopelo carmesí con cantoneras y punzeros de plata”, aunque siempre hay que tener en cuenta las posibles renovaciones. El catálogo de la exposición Tesoros Ocultos (1985) dice que este libro de Reglas “presenta dos características interesantes: la primera la aparición en los óleos centrales del escudo de Aragón, lo que nos pone en relación con la fundación de esta Hermandad. La segunda característica es que el pergamino en donde se encuentran realizadas las pinturas demuestra que fue utilizado anteriormente por su parte posterior, y hoy se encuentra bastante borroso; no obstante, por el tipo de letra que se observa creemos que puede ser de finales del siglo XVI. La escritura del libro, correspondiente a 1789, parece obra del mismo autor que hizo la del libro de Reglas de la Hermandad de Todos los Santos”.

-Juego de varas. En 1950 se estrena la del Hermano Mayor, obra del orfebre Fernando Marmolejo, que cobró por ella 800 pts. Hay una vara de plata con la siguiente inscripción: “Propiedad de D. José Castellano y Domínguez” su amigo P.J.C.

-Cuatro ciriales. La manzana va sobre soporte calado, compuesto por pequeños arbotantes de filigrana. Proceden de los talleres de Rafael Martín Díaz. Se encargaron en el año 1989 y se estrenaron en el 1991, juntamente con dos faroles, ultimando así el juego de insignias. Costaron un total de 640.000 pts.


CAPILLA Y ALTAR

La capilla de la hermandad en San Pedro es el primer y más capaz recinto de la nave del Evangelio, mostrando la preponderancia que siempre han tenido en sus respectivas feligresías las Hermandades de Gloria, como entidades devocionales tan sólo superadas por el Santísimo Sacramento.

Arquitectónicamente se trata de un espacio rectangular, conformado por dos segmentos laterales de bóveda de cañón y cúpula central sobre pechinas. Ésta lleva su intradós vistosamente decorado con casetones, alternando los colores blanco, celeste y oro. Una linterna le sirve como cupulino. Se computan varios remozamientos del recinto, destacando el realizado en el año 1922 siendo hermano mayor don Antonio López Sánchez, del cual queda memoria en una placa de mármol.

Se cierra con una estupenda reja, digna de estima. Según el libro de bienes de 1703, esta reja costó a la Hermandad 16.000 reales de vellón. Su base está constituida por un friso de forja calada con florones, sigue el cuerpo principal a base de barrotes torneados, para terminar en un bello remate de gusto renacentista tardío, con dos genios alados que sostienen cintas o guardamalletas (“candelieri”), rematando todo ello con las figuras de un calvario: Cristo, Virgen y San Juan.

En el interior del recinto vemos un dignísimo retablo de tipo neoclásico que antes estaba pintado a imitación de piedra, con relieves en oro y la hornacina decorada al óleo. En 1930 José Sanjuán Navarro amplió esta hornacina, que no llega a camarín. Más tarde, en 1964, Salvador Domínguez Gordillo e Hijo ajustó el dorado en oro fino de todo el altar en 37.000 pts., siendo la última obra importante que la Hermandad efectuó antes de su decadencia. Cambió para mejor la percepción del conjunto, pues además se vio acompañada por el repaso y pintura general de las paredes, cúpula y reja. Todo ello supuso un coste adicional de 8.000 pts.

En el primer cuerpo del altar, conformado por cuatro columnas mayores en sus partes laterales y cuatro más estilizadas en el centro, está la Virgen titular. En el segundo aparece San Cayetano. Remata con el escudo corporativo entre rayos dorados. En la pequeña hornacina del banco hay un San Antonio de serie. El frontal también ofrece una aparente decoración a juego, donde se incluyen pequeñas columnas dispuestas en perspectiva oblicua, florones y guirnaldas.

En vitrina del muro izquierdo, conforme a nuestra mirada, está la hornacina que alberga el Simpecado y en el muro opuesto suele instalarse el banco para la Junta.

Un hermoso zócalo de azulejos de relieves con motivos y reflejos en cobre, fabricados en 1920 por la casa trianera de Ramos Rejano, adorna el recinto.


OTROS ELEMENTOS

-Soberbio banco de caoba, que lleva en su frente un bajorrelieve de la titular muy bien tallado, y a derecha e izquierda los bustos de Santiago y San Pedro. Tan notable obra, orgullo de la Hermandad, fue ejecutada por el artífice sevillano don José Merino. La regaló en 1934-35 don José de Caso Baras, el cual también donó el mismo año la mesa para Junta en caoba, estilo San Antonio, obra igualmente de Merino. Cobró 1.150 pts. por el banco y 300 por la mesa.

-Cruz de tamaño pequeño, tipo de celebración, artística obra de taracea con incrustaciones de nácar. Se la llama de Maracaibo (quizá por influencia de otra reliquia que existió en los inventarios antiguos), y parece ser que fue donada en 1906 por la camarera, la Excma. Sra. Condesa de Gómara. Fue restaurada en 1995 por la hermana Rosario Sánchez Esteban, que a su vez le hizo la urna de cristal donde se encuentra colocada.

-Lienzo pictórico en forma de óvalo, con marco cuadrado de talla dorada, que procede de un antiguo Simpecado, y que no alcanza la calidad artística del que hoy admiramos en la capilla, aunque sí tiene valor ambiental y retrospectivo. Aprox. 0,95 x 0,70 m. Estuvo en la exposición “Tesoros Ocultos de las Hermandades de Sevilla” (Monte de Piedad, febrero-marzo1985), cuyo catálogo lo fecha en el siglo XVII.

-Paño de púlpito en tisú de oro, con flecos del propio metal, donado en 1932 por don José de Caso Baras, llevando en su frente el escudo de la Hermandad confeccionado por Eduardo Rodríguez.

-Consola de madera dorada, que sirve a veces como altar cara al pueblo o como credencia auxiliar.

-Juego de ocho candeleros de metal, en altura decreciente para el altar. Dos “escaleritas” de velas para la exposición del Stmo. Sacramento. Dos lámparas, también metálicas, en forma de aceitero, con cuatro soportes para velas eléctricas. Dos peculiares maceteros de forja.

-Cuatro robustos blandones gruesos en talla dorada de aproximadamente metro y medio de alto. Otros dos pies de talla, con base triangular, para sujetar insignias.

-Columna antigua, que era el “alma lignaria” de la actual chapada en plata. Es propósito restaurarla y darle una imitación marmórea, para su uso eventual en cultos, montajes especiales y similares.

-Si los inventarios antiguos mencionan como propiedad de la Hermandad un lienzo de la Virgen de Guía, no ofrece dudas su identificación con la interesante pintura mariana que ahora cuelga en la nave de su capilla, sobre la entrada de la misma. Ya existía en 1718. Lleva una moldura muy rica, y es otro importante factor de su patrimonio a tener en cuenta.

ELEMENTOS DESAPARECIDOS

En este caso, habría que decir mejor “desplazados”. Los faroles que permanecen en la Hermandad Sacramental de su parroquia, pese a las indudables alusiones contenidas en los Libros de Actas (véase año 1948) sobre su pertenencia a la Hermandad del Pilar.


NOTAS COMPLEMENTARIAS

PATRIMONIO MUSICAL

Como a la efigie original de Zaragoza, se le canta el emotivo y bellísimo Himno Pilarista, cuya letra nos complacemos en reproducir:

-”Virgen Santa, Madre mía / Luz hermosa, claro día / que la tierra aragonesa / te dignaste visitar / Este pueblo que te adora / de tu amor favor implora / y te aclama y te bendice / abrazado a tu Pilar. / Pilar sagrado, / faro esplendente, / rico presente / de caridad. / Pilar bendito, / trono de gloria, / tú a la victoria / nos llevarás. / Cantad, cantad / himnos de honor y de alabanza / a la Virgen del Pilar.”

La letra es de don Florencio Jardiel; la música del maestro Juan Bautista Lambert, fue seleccionada en un concurso nacional convocado en 1908. Al principio se le llamó “Himno de las peregrinaciones”.

ICONOGRAFÍA

-El estupendo y sutilísimo bajorrelieve en el banco de caoba para la Junta. Obra de José Merino, año 1935.

-Retablo cerámico en la fachada de San Pedro (chaflán hacia la calle Doña María Coronel), obra de Alfonso Orce Villar. Se inauguró tras la función principal, el domingo 12-10-86.

(Como es lógico, nos hemos ceñido únicamente a las obras que se refieren a la imagen sevillana).

DATOS CURIOSOS

La Virgen del Pilar es una de las imágenes de Gloria que ha ido más veces en menos tiempo a la Catedral de Sevilla en ocasiones extraordinarias. Dos en 1940 y otra en 1946. Véase con mayor detalle en los correspondientes anales.

También es de las pocas efigies de este tipo que ha sido entronizada nada menos que en la capilla mayor de dicha Catedral Metropolitana.

La Hermandad estuvo igualmente representada (nos figuramos que con su estandarte) en la magna procesión del domingo 16 de abril de 1939, cuando la Virgen de los Reyes salió sin palio en acción de gracias por el fin de la guerra. Fue una de las cuatro de Gloria elegidas expresamente por la entidad organizadora de los actos (junto con la Salud, Alegría y Amparo), “en razón del simbolismo del nombre de sus titulares”.

Es tal la originalidad que tiene el grupo escultórico sevillano, que muchos aragoneses se sorprenden cuando lo visitan y suelen prorrumpir en una exclamación ya habitual: “Ésta no es la Virgen del Pilar”. Mas entonces habría que decirles que la propia efigie de plata de su doble Seo (obra de Miguel Cubeles en 1620, destinada a efectos cultuales y procesionales), tampoco tiene que ver demasiado con el original gótico, hasta el punto de que este icono original lleva Niño Jesús, mientras la efigie argéntea no lo tiene. Hay otros innumerables casos escultóricos y pictóricos que también ofrecen una interpretación distinta. Son, pues, variantes que enriquecen considerablemente la iconografía primitiva y que no aspiran a ser réplica fiel de la misma.

Mientras la Comandancia de la Guardia Civil estuvo en calle Gerona, la Hermandad ofrecía el 12 de octubre una función solemnísima para las fuerzas del Benemérito Instituto, antes de la que ordinariamente celebran todas las hermandades como principal después de sus cultos.

SIMBOLOGÍA DEL TÍTULO

Aunque la columna de la Virgen del Pilar queda sobradamente explicada por el relato de su Venida o Aparición, conviene recordar al menos otros cuatro tipos de columnas mencionadas en las Sagradas Escrituras: La Columna de la Flagelación a la cual fue atado Nuestro Señor Jesucristo; la Columna de Nube y Fuego, señales milagrosas por las cuales Dios mostró su favor a los israelitas, protegiéndolos y guiándolos durante su salida de Egipto; las dos grandes columnas de bronce ubicadas ante el pórtico del templo de Salomón, que habían sido fundidas por Hiram, un hábil artista de Tiro, cuya madre era de la tribu de Neftalí.

La columna derecha se llamaba Jaquín, que quiere decir “Él (Dios) asienta (el Templo)” ; la izquierda se llamaba Bóaz o Boas, que quiere decir “la fortaleza está en Él” (3 Reyes 7:13-22)

Recordar también que, con el derribo de las columnas de un templo pagano, Sansón venció y aplastó a los filisteos, enemigos de Israel.

Por último, la feliz coincidencia de que el 12 de octubre sea el mismo día del descubrimiento de América, a la cual seguiría la evangelización del Nuevo Continente.

ORACIÓN DE LA VENIDA

“Omnipotente y eterno Dios, que te dignaste disponer que tu Santísima Madre, entre coros de ángeles, sobre esta Columna enviada del cielo, viniera cuando aún vivía, para que esta iglesia fuese edificada en su honor por el protomártir de los apóstoles Santiago y sus santísimos discípulos; te suplicamos, que por sus méritos e intercesión alcancemos lo que con toda confianza pedimos. Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.”

Nota: Esta oración procede del misal mozárabe, del siglo VI al VII. Su uso extracoral está autorizado por el papa Clemente XIII, 8 de enero de 1763.

ESCUDO

Lo constituyen dos ramas de laurel cruzadas en su parte inferior, y en el centro de éstas dos óvalos inclinados, unidos por una orla. En el de la derecha está representado un Pilar, símbolo de la titular de nuestra Hermandad, y en el de la izquierda la insignia mariana. Todo el conjunto va rematado por una corona, símbolo de la Realeza de María.

CULTOS

Último domingo de mayo, fin del mes mariano con rosario de la aurora y besamanos.

En octubre, triduo durante los días 9, 10 y 11, con función principal de Instituto el día 12, festividad de la Virgen del Pilar, en que se hace ofrenda de flores. Solemne procesión de la imagen titular en la tarde-noche de dicha jornada.

También, los días 2 de cada mes, Hora Santa ante el altar de la Virgen.

En noviembre, honras fúnebres por los hermanos difuntos.

Misa solemne el 25 de julio, día de Santiago, patrón de España y cotitular de la Hermandad.

LABOR ASISTENCIAL

Colaboración con Cáritas parroquial.


MOMENTOS DESTACADOS DE LA PROCESIÓN

La salida se realiza todavía con luz vespertina y suele concentrar gran cantidad de público. La esbelta torre parroquial derrama entonces la sonora armonía de sus bronces.

Durante el itinerario se recorren los conventos, iglesias y capillas del sector: Espíritu Santo, San Juan de la Palma, Divina Pastora, Pozo Santo y Hermanas de la Cruz. En todos ellos la Santísima Virgen del Pilar recibe hoy los cánticos y testimonios de veneración que suscita advocación tan española y universal.

Por imperativos de la hora, no suele haber tanto público al regreso. Y sin embargo entonces se produce una de las entradas más perfectas que nosotros conocemos, cuando los costaleros, al mando de Antonio Santiago Muñoz, introducen muy lentamente el paso dentro de la iglesia, en una larga chicotá que ya marca estilo e impronta, mientras estallan aplausos admirativos y merecidos, con los últimos sones de la Marcha Real por fondo.

NÚMERO DE HERMANOS

Alrededor de doscientos (verano 2005).


BIBLIOGRAFIA.-

-Actas de la Hermandad del Pilar.

-Aina Naval, Dr. Leandro. “La Virgen del Pilar. Historia breve de su culto y su templo”. Zaragoza, 1969.

-Boletines de la Hermandad. Boletines de las Cofradías de Sevilla.

-Carrasco Bernal, Antonio. “Datos y hechos de la Primitiva, Real y Muy Ilustre Hermandad de María Santísima del Pilar y Santiago Apóstol”. 1998.

-Catálogo de la exposición “Tesoros ocultos de las Hermandades de Sevilla”. Obra cultural del Monte de Piedad. Pasaje de Villasís, febrero-marzo 1985.

-Catálogo de la exposición “Glorias”. Primera exposición de enseres de Hermandades de Gloria de Sevilla. Casino de la Exposición, del 5 al 17 de diciembre 2000.

-Dabrio González, María Teresa. “Estudio histórico-artístico de la parroquia de San Pedro”. 1975.

-Diccionario Católico de información bíblica y religiosa. En Sagrada Biblia, Edición familiar católica, 1958. Library Publishers. Impresa en Estados Unidos.

-González Isidoro, José. “Benito de Hita y Castillo (1714-1784) Escultor de las Hermandades de Sevilla”. 1986.

-Martínez Alcalde, Juan. “Hermandades de Gloria de Sevilla. La historia, el patrimonio, sus imágenes”. 1988.

-Prieto Gordillo, Juan. “La Hermandad de Nuestra Señora del Pilar adquiere capilla en propiedad en la parroquia hispalense de San Pedro”. En Boletín de las Cofradías nº 501, nov. 2000.

-Reglas de la Hermandad del Pilar.

-Ros, Carlos. “Parroquia del Apóstol San Pedro”. 1982.

-Sanz Serrano, Mª Jesús. “La orfebrería sevillana del barroco” (dos tomos). 1976.

-Torralba Soriano, Federico. “El Pilar de Zaragoza”. Editorial Everest, León, 1974.

-Archivo personal del autor. Recortes y notas periodísticas.

DEDICATORIA: A la Hermandad de Ntra. Sra. del Pilar, unida de forma entrañable a los recuerdos de mi infancia.

Como homenaje a la gigantesca tarea realizada por dos Hermanos Mayores: don Luis García Velasco, artífice de su revitalización, y don Feliciano Foronda Blázquez, que ha logrado importantes mejoras, entre ellas el nuevo paso.


Juan Martínez Alcalde.



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